Aunque las temperaturas fuera marquen números negativos, la percepción del espacio interior puede ser muy cálida, siguiendo unas directrices muy sencillas.

– Color en la pared. La elección de la pintura creará un entorno completamente diferente. Cuanto más se acerque el tono elegido al rojo, mayor calidez. Otra posibilidad, igualmente eficaz es optar por el papel pintado, donde además, podemos introducir estampados.

– Materiales. Ninguna sensación es tan cálida como la de la madera.

– Alfombras. Decantarse por ellas hará que el espacio parezca mucho más confortable, pero también que lo sea, ya que aíslan del frío. Cuanto más mullidas, mayor sensación de calidez.

– Un toque de color. Los textiles son perfectos para aportar color sin tener que hacer una gran inversión. Además, pueden cambiarse con las estaciones. Aportar calidez con unos simples cojines en un tono encendido, es posible.

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