Parece imposible que en una habitación pequeña quepan dos camas y una zona de estudio, pero es la realidad de muchas familias, cuyas casas no tienen una habitación para cada hijo. Con un poco de ingenio, se pueden resolver espacios, para que, no sólo se sitúen todas esas cosas, si no que además, el cuarto quede despejado.
Dos camas, en forma de litera, un escritorio para estudiar, y un sofá como estar, completan una habitación de pocos metros, pero tremendamente funcional. Los colores neutros, donde destacan las pinceladas de rojo, hacen que el espacio sea equilibrado y relajante.
Además, si aprovechamos los rincones, tendremos un espacio de almacenaje muy práctico.
Fuente: mi casa