Sabemos que es una pista muy obvia, pero qué mejor imagen para adelantar otro de nuestros proyectos, que en breve os mostraremos. Seguimos profundizando en las obras comerciales, y esta vez, se ha tratado de un corner de la firma italiana Moschino.
Terminamos la semana con uno de los últimos proyectos que hemos diseñado y construido. Se trata de la planta baja del edificio de la aseguradora Metlife, en Madrid. El reto era reorganizar toda la zona de recepción, atención a clientes y sala de espera, que en principio, no tenía un esquema tan práctico como el cliente buscaba. Además, querían darle un giro a la estética de la empresa, dirigiéndose a gamas cromáticas muy sencillas, y tonos claros, con una imagen renovada. Así planteamos nuestra idea.
Nuestra idea básica era organizar la circulación, separando el tránsito privado de trabajadores, con el de visitantes en la zona de recepción. El resto, lo imaginamos siempre abierto, de forma que todo el espacio fuese percibido desde cualquier punto, algo que conseguimos creando una gran caja de cristal, para aíslar térmicamente la sala, con respecto a la entrada.
En cuanto al interiorismo, nos decidimos por crear un espacio eminentemente blanco, que se rompe con el negro del suelo y del mostrador. La madera (preparada para espacios públicos) le da la calidez y la personalidad que necesita el espacio, dado su tamaño y su gama cromática fría, que apuesta por muchos elementos de acero.
El mobiliario tiene una pieza icónica (la mesa Noguchi) y unos cómodos sillones que no se salen de la línea color blanco+acero. Además, un enorme mostrador de recepción, que nosotros diseñamos, se presenta como la pieza fundamental de la sala. Realizamos algo muy minimalista, en blanco y negro, que se viese muy limpio desde fuera, pero que fuese muy práctico como puesto de trabajo para la recepcionista.
Para las paredes, diseñamos diferentes elementos de cartelería que representaban la empresa y su idea, desde logos de metacrilato, hasta un mapa con luces led, que marcan todos las oficinas según ciudades.
Como veis, la imagen final no dista demasiado de nuestra propuesta. ¿Qué os parece?.
Os dejamos con una de esas rehabilitaciones que respetan el espíritu original de la casa. En la nueva vivienda, el suelo original, de madera maciza, es el punto fuerte del interiorismo, acompañado del color blanco, como perfecto telonero.
Los interiores se visten con los muebles justos, y la sencillez necesaria, para que los materiales sean quienes lleven la voz cantante. Así, textiles en tonos neutros, y mobiliario de línea sencilla, consiguen equilibrar a la perfección el espacio.
Fuente: desire to inspire
El título de nuestra entrada habla por si sólo. ¿Cómo conseguir revitalizar esos espacios de la casa, llenos de potencial, pero sin ninguna función?.
Hoy vamos a poner las miras en esas azoteas o terrazas, a la que mucha gente aun no les ha dado una función clara, para hacer de ellas uno de los puntos fuertes de la vivienda, que además de servir para nuestro disfrute, harán que el inmueble adquiera un valor extra.
Aunque quizá, la idea de la fuente, sea demasiado para algunos, bien podemos coger ideas del resto de la propuesta, como vestir el suelo de un material tan agradable como la madera para exteriores (tras haberlo impermeabilizado con una tela asfáltica), creando diferentes niveles, que dan lugar a zonas para sentarse, de forma que no invertiremos en mobiliario, sólo en cojines y telas, que aportarán color, y nos darán la opción de cambiar la decoración, con una inversión mínima.
Poner la nota verde es necesario, y como en este ejemplo, un acierto será plantar todo el perímetro, de manera que enmarque el espacio, y lo haga mucho más fresco y agradable. Si, además, elegimos vegetación en diferentes estilos, y alturas, le daremos plus a nuestro espacio.
Fuente: Nuevo Estilo
Os dejamos con un adelanto de la reforma de una vivienda que acabamos de terminar, en Madrid. Esta vez, hacemos zoom a la cocina; metal, madera y pizarra negra, enmarcada en un pórtico. ¡Pronto, más!.
Os mostramos una de las viviendas que acabamos de reformar. Esta vez, se trata de una casa de campo en un pueblo de Toledo, que se encontraba en mal estado. Como el presupuesto con el que contábamos no era muy abultado, nos centramos en perseguir una casa de pueblo sin estridencias, en la que el encanto residía en su sencillez. Nada más, ni nada menos.
El inmueble ofrecía ciertos elementos con mucha personalidad, como sus suelos hidráulicos, que se conservaron. Las zonas en los que estaban muy deteriorados, o el pavimento era otro, sin valor, se completaron con cemento pulido en un tono gris claro, que hacía destacar aun más el encanto del suelo original, excepto en la cocina y en uno de los baños, donde optamos por un suelo tosco de garaje, mucho más oscuro.
La sencillez fue también la premisa en baños y cocina, donde la ausencia de alicatado es el elemento común en las tres estancias; lugares espaciosos, que buscan alejarse de lo convencional.
Los exteriores se trataron simplemente con un juego de pintura en dos tonos, blanco y gris, que juegan con el cemento original de la fachada. Algunas de las zonas se dejaron sin tratar, ya que el efecto que el paso del tiempo había producido en ellas, era un resultado mejor que cualquier intervención.
Esta vivienda nos muestra el magnífico resultado que se puede obtener al reformar una vivienda, pensando en una nueva distribución de espacios, y una elección de materiales y mobiliario estudiada.
Si la vivienda no es demasiado grande, es mejor optar por tener pocos espacios, pero con buenas dimensiones, que intentar obtener estancias a toda costa. Como veis, en este caso la casa sólo tiene salón, cocina, dormitorio, baño, y un pequeño aseo. Además, los tabiques se han reservado para los sitios imprescindibles donde se necesita privacidad, como el dormitorio.
Materiales y mobiliario están perfectamente coordinados en tonos tierra, con toques de negro rotundo, y mucho blanco, para conseguir un espacio impactante, sin dejar de ser acogedor. Nos encanta la idea de entelar alguna pared, para dar textura, y romper con el blanco impecable de suelos y paramentos verticales.
El no cargar las estancias de muebles, hace que visualmente las percibamos como mayores, por eso este piso, de reducidas dimensiones, llega a parecer una vivienda mucho más grande. Es algo que siempre debemos tener en cuenta, a la hora de vestir nuestros hogares.
Hoy os mostramos una de las últimas viviendas que hemos reformado, esta vez, de nuevo, en Madrid. Un proyecto, en el que el reto era conseguir eliminar la idea de piso compartimentado y angosto, para crear una zona común general, con todas las zonas públicas de la casa comunicadas, pero perfectamente diferenciadas. Así, cocina y salón se unen al vestíbulo, pero mantienen su independencia gracias a un enorme ventanal, y a la geometría de los espacios. Además, hemos utilizado el mismo suelo para toda la vivienda, con la intención de enfatizar la idea de un espacio común.
Además, tuvo una importancia vital, la decisión de introducir la terraza en el salón, creando un peto con Pladur, para cerrarla en el interior, de manera que conseguíamos aumentar el salón, y crear un enorme ventanal en forma de medio hexágono, para que el espacio volcase directamente al jardín exterior, lejos de ser separado por una terraza sin uso, que oscurecía la vivienda.
A la hora de elegir materiales y mobiliario, quisimos crear un espacio neutro, pero lleno de personalidad, por lo que elegimos una misma gama cromática, dando todo el protagonismo a las texturas, y al contraste que creaban. Del blanco al negro, pasando por diferentes tonos de grises, eran los acabados los que se hacían notar.
Optamos por un suelo en un tono marrón grisáceo, de madera laminada, con lamas de grandes dimensiones, y lleno de nudos, para dar calidez a un espacio que concebimos como moderno. Después, se optó por vestir las paredes con papel pintado, para que resultase decorativo de una forma sencilla, apostando, una vez más, por una textura especial.
Una vez creado ese escenario mate, apostamos todo al brillo en el resto de materiales, de manera que el vidrio, el acero, y superficies lacadas pulidas, sirvieron para multiplicar la luz en la vivienda, y que el reflejo jugase a nuestro favor, a la hora de duplicar los espacios.
Cuando, tras una reforma, la estructura de la vivienda queda vista en determinados espacios, fruto de una nueva distribución, siempre vemos los pilares como nuestros mayores enemigos. Os proponemos cambiar la perspectiva, y ponerlos de vuestro lado, como los elementos decorativos más potentes de la estancia. Aquí tenéis unos ejemplos.
Un pilar, o una sucesión de varios, nos pueden dar la pista de cómo amueblar el espacio. En este caso, separa estar y comedor, gracias a la decisión de crear los sillones como otro elemento de obra.
Las opciones de revestirlo son tan grandes como nuestra imaginación. ¿Qué os parece crear una estantería circular de madera en torno a él?. Si no os atrevéis, la calidez del material os servirá para dar un punto decorativo al espacio.
¿Y si optamos por dejar un pilar metálico desnudo?. Así lo hemos hecho en una de las viviendas que estamos a punto de terminar. ¡Pronto os lo enseñaremos!.
Cuando son grandes, su presencia nunca pasará desapercibida Os recomendamos vestirlos con papel pintado, o algún otro elemento que les haga destacar. Si no puedes con tu enemigo, ¡únete a él!.
Ya sabéis que usamos los falsos techos para crear juegos de luz. Nos encanta la idea de hacerlo en torno a una gran columna circular.
Os acercamos una imagen que recoge el encanto de una de las viviendas que estamos rehabilitando. Se trata de una casa de campo en el municipio de Los Cerralbos, Toledo, que está sufriendo una rehabilitación profunda. Sin embargo, hemos encontrado algunas zonas tan bonitas, que vamos a conservar casi sin tocar, como refleja la fotografía.
Ésto es simplemente un zoom, pero os enseñaremos el resultado final, en unas semanas. Si os gustan los suelos de cemento, las cocinas improvisadas con un aire antiguo, y los espacios sin alicatar, no os lo podéis perder.
