Son resistentes a roces, no cambian (aunque les de la luz), se pueden lavar, y se usan en proyectos de cualquier tamaño. Son, además, un potente elemento decorativo, ya que su variedad de texturas, colores, e incluso estampados, se adaptan a cualquier estilo en el que imaginemos nuestro espacio.
Fundamentalmente, nos centramos en la iluminación. La vivienda necesitaba potenciar al máximo la luz, y para ello, además de estudiar los puntos de luz, propusimos un pavimento pulido de madera, combinándolo con paredes y puertas blancas.
Le sugerimos al cliente que optase por poco mobiliario, en tonos claros, y que siguiese una línea sencilla, ya que la casa no era grande.
En cocina y baño nos planteamos la mezcla de blanco y gris, y como en el resto de la vivienda, líneas rectas, para buscar, en la medida de lo posible, que los espacios no se recargasen.
Vista de la terraza y pasillos
Quizá, la peor parte, como veis, se la llevaban cocina y baño.