Un piso lleno de luz, fumentada por pequeños matices y sutilezas, muestra como llevar a cabo una estupenda reforma. En este caso, es un inmueble situado en Barcelona, de los años 40. Nos gusta especialmente la proporción que se ha elegido para los huecos que comunican estancias.

Para compensar la uniformidad de su gama cromática, su decoración se basa en la mezcla de infinidad de texturas, lo que nos parece una idea muy acertada. Un ejemplo perfecto para quienes apuestan por lo clásico.

Fuente: mi casa revista

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